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miércoles, 19 de abril de 2017

Tintes naturales con flora nativa de la Quebrada, Jujuy

La tarde del primer día  en Uquía se presentó luego del reponedor guiso que nos prepararon Eli y Rene! 
Pero antes de poder entrarle con todas las ganas salimos a recolectar las especies tintóreas que necesitabamos dejar en maceración para el segundo taller de tintes naturales clásicos con especies autóctonas. Tarea que nos llevó toda la tardecita hasta bien entrada la noche!



Doña Maria, Marisel, Mariela, mi compañero de ruta Nelson y yo nos adentramos a buscar algunas especies que podían darnos tonos agradables teniendo en cuenta el cambio estacional, la madurez de  la planta y el estado de salud en general que encontrábamos. Todo se veía vivo, tanto que hasta manzanas para degustar en el camino pudimos encontrar.


Mi consejo era buscar las que más se propagaban, como la corteza de molle y las flores de suico. 

Antes de continuar quiero agradecer, como siempre, a la maestra tintorera Celestina Stramigioli, ya que con su libro ibamos haciendo estudio de especies! Este libro se basa en el suelo y la flora de Santiago del Estero pero deduciendo su nombre científico podíamos saber si en esta zona andina la especie era la misma o al menos de la misma familia botánica.




Humilde en mis conocimientos de especies de la zona, no dimos dos pasos sin consultar en esta guia necesaria y valorosa. De tal manera que pudimos reconocer que el molle y el aguaribay eran especies que venian de la misma familia, a la vez llamada Molle! 
Luego de nuestra aventura recolectora las plantas elejidas fueron corteza de aguaribay, hojas de molle, corteza de chilca, flores de suncho, tallos, hojas y flores de suico.
A todas estas especies botánicas sumamos la grana cochinilla traída desde Oaxaca, México.
Después de la recolección al fín llegó el almuerzo! 
Cuando tuvimos el corazón contento nos dispusimos en la galería a desprender y separar tallos de hojas, flores, ramas y cortezas... Un trabajo arduo y meditador que realmente después de dedicarle más de cinco horas a esta tarea nos dimos cuenta que se merecía una jornada digna y completa para que todos transiten la experiencia de la elaboración artesanal de tintes naturales. Desde su recoleccion hasta su recocimiento en el campo, pasando por la seleccion, limpieza, clasificación, maceracion y puesta al fuego para su extracción.









Agradezco infinitamente a las personas que se quedaron en esta etapa compartiendo y brindando su compañía incondicional. Rene, Marisel, la barby andina, el gran Pety, Nelson y doña Maria que con su sabiduría nos introdujo en el reconocimiento de plantas para la salud. 
Quedo en evidencia la necesidad de un taller para el reconocimiento del poder curativo de las plantas. Mucho se abarajo sobre las mismas y en todo el momento salia a una conversación en torno a los beneficios de su consumo.



Las manzanas que recolectamos en el camino nos dieron energía para continuar el camino!








Con la maceración de nuestras plantas dimos por finalizado una jornada de intenso trabajo. Aprovechamos  y extrajimos el tinte de algunas cortezas, otras sólo quedaron en remojo y mordentamos lana con lejía que preparamos de las cenizas de un brasero.


Para finalizar Les comparto la receta para la lejía:

Usar la ceniza más blanca que haya en un brasero. Disponer en una olla y agregar el doble de agua. 
Llevar a fuego moderado por espacio de media hora. Quitar del fuego y dejar asentar. Colar el líquido que queda en la superficie. 
Esta es nuestra lejía de textura jabonosa. Su uso se expande desde la limpieza hasta el mordentado de la lana otorgando tonos más brillantes y duraderos durante el teñido.


Con esta receta damos por terminada otra jornada incansable reviviendo el conocimiento ancestral y vivencial que nos regala el maravilloso mundo de los colorantes naturales y sobre todo disfrutando de la calidez y sabiduría de mucha buena compañía. 💕









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